¿Qué es la crianza respetuosa?


Algo hemos escuchado sobre la crianza respetuosa, ¿pero qué significa? ¿ser padres sacrificados abnegados y sobre protectores? ¿Portear o practicar el colecho? ¿Dejar de darle azúcar? ¿Dejarlos que ellos tomen todas las decisiones? No necesariamente.

Primero que todo, debemos entender que la crianza respetuosa reconoce a nuestros hijos como seres a quienes debemos respetar en su más profundo significado. En otras palabras, es un estilo parental y de cuidado que va ligado a obtener una respuesta sensible a las propias necesidades de los niños, reconociéndolos como personas únicas y a quienes debemos respetar sin importar su edad.

La crianza ha ido mutando con el paso de los años, y lo que antes se estilaba, por estos días, ha dejado de considerarse “normal”. Adentrémonos un poco más… Para Sabrina Critzmann, médica pediatra, puericultora y consultora de porteo ergonómico, quien expone en elclarin.com, “así como nunca golpearíamos a nuestro compañero de trabajo cuando se equivoca, ¿por qué golpeamos a un niño? ¿Por qué le decimos que es un inútil cuando se le cae algo? ¿Por qué los dejamos llorar de noche para que aprendan? ¿Dejaríamos a nuestra pareja llorar de noche? Nadie merece irse a dormir llorando". Y tiene razón… ¿Pero no es lo que hacían nuestros padres? El coscorrón, el tirón de orejas o de pelo, el grito y el castigo de semanas sin televisión.

Según la Encuesta Longitudinal de Primera Infancia ELPI (2017) realizada por el Ministerio de Desarrollo Social de Chile con el apoyo de UNICEF, reveló que el 62,5% de los padres aún utilizan métodos de disciplina violentos en la crianza de sus hijos (56.9% agresión psicológica; 32.5% cualquier castigo físico), mientras que solo un 31.7% de los niños recibe disciplina no violenta.

El estudio además muestra que entre los métodos de disciplina aplicados por los adultos en el hogar son: gritos (53,9%), palmadas en el trasero (26,4%), insultos (18,9%), palmadas en la cara, cabeza u orejas (4,5%), palmadas en los brazos o piernas (4,1%), golpes con un cinturón, palo u otro objeto (2,7%), y las palizas (0,6%). Las cifras son alarmantes.

¿Y por qué tanta violencia? ¿Será quizás porque nos desquitamos del estrés e injusticias con quién no se puede defender y/o no tenemos la fuerza o energías para actuar más adecuadamente en la casa con nuestros seres queridos? Quizás hay que partir por tener un ritmo de vida más adecuado, ya que ser respetuoso con nuestros hijos implica un esfuerzo mental que a veces cuesta asumir. ¿Al final del día los padres actúan de manera violenta porque es más fácil disciplinarlos así? La pregunta da para reflexionar…

¡No al modelo old school! Un cambio de paradigma. Pese al mal escenario, las nuevas generaciones, nos  enfrentamos a un cambio de paradigma complejo, puesto que buscamos salir del modelo que recibimos cuando éramos pequeños, donde hoy asociamos como “violencia” algo que en otras épocas no se percibía como tal.

Para Ludmila Palazzo, especialista en Protección Infantil de UNICEF, quien aclara en la página web de la entidad, que es posible disminuir los índices de violencia en un país como el nuestro debido a las condiciones sociales y económicas que tenemos. “Para ello se requieren respuestas coordinadas de las diferentes instituciones del Estado en prevención, respuesta y reparación. Esto significa promover el buen trato; brindar atención adecuada y a tiempo a los niños y niñas que son víctimas de violencia; y apoyar a las familias en la crianza de sus hijos e hijas desde las políticas sociales”, aseguró.

Un futuro mejor ¿Cómo aplicamos los preceptos de la crianza respetuosa? Primero reconociendo los derechos de los niños, y no partir de la premisa que los adultos somos seres omnipotentes que todo lo sabemos. Los límites los ponemos en base al el ejemplo que como padres les entregamos, los que deben ser entregados apelando a la empatía y al amor, evitando dar espacio a comentarios o acciones violentas. De este modo, conectaremos con las necesidades de los niños, las que acogeremos de manera oportuna, amable y cariñosa. Nuestros hijos necesitan del apoyo y confianza de sus padres para sentirse seguros y amados, y esto, aplica en todas las etapas de su desarrollo.   

Como vemos, hoy tenemos un gran desafío por delante, tener claro que criar no responde a un grupo de reglas que hay que cumplir, sino más bien a reconocer que somos personas que nos relacionamos en base al respeto sin importar la edad del otro. También concientizar que ser padres no es sinónimo de ser súper héroe, somos personas que vamos aprendiendo en el camino y en compañía de nuestros hijos. Recordemos que la crianza respetuosa sitúa a padres e hijos en igualdad de respeto, fomentando el buen trato, para así generar un lazo afectivo sano, más cercano, de confianza y amor en un ambiente cálido y seguro.