El nuevo rol del padre en la crianza de sus hijos


Por estos días, y gracias al movimiento feminista, entre otras cosas, está permitido que nuestras hijas jueguen fútbol y los niños usen polera rosada, mientras que, en el mundo de adultos, al igual que el hombre, muchas mujeres trabajen sin ser tildadas de malas madres. Esta permeabilidad se ha traducido en el fomento de una sociedad más igualitaria, que pretende mismos derechos, mismas responsabilidades, mismas oportunidades, hasta mismos hobbies. Si ellos pueden, ¡ellas también! Pero el cambio ha costado trabajo, sudor y lágrimas, puesto que el machismo en nuestra sociedad ha sido implantado desde la primera edad y está muy arraigado en todas y todos nosotros/as.

El psicólogo Pedro Uribe de la Universidad Padre Hurtado, quien ha dedicado su carrera a trabajar temas de educación y género, está a cargo de “Ilusión Viril”, un proyecto que busca sumar a hombres unidos contra la erradicación de las violencias de género y así educar sobre las masculinidades.

El objetivo del proyecto busca desmarcar que ciertas tareas y actividades están relegadas solo para al género masculino (“es de hombres…”), erradicar lo que les enseñaron de niños (la superioridad de los hombres frente a las mujeres), y, sobre todo, al prejuicio del imaginario colectivo de que los hombres no lloran ni abrazan a sus amigos y resuelven sus problemas a golpes (fuerza bruta), entre otros. Para Uribe esta formación es “nefasta”, ya que genera una “castración emocional” imposibilitándoles expresar sus sentimientos. “Imagínate una cultura que educa al 50% de la población (los hombres) para la soledad, el aislamiento y la violencia. ¿Qué tipos de problemas a nivel social puede generar eso? ¿Y qué tipo de paternidad posibilita que se construya?”.

Rompiendo el molde. ¿Cómo debiese el padre ejercer su rol ante los cambios generados en nuestra sociedad? Lo primero es no haciendo diferencias entre nuestros hijos. Tanto niños como niñas pueden ayudar con las bolsas del supermercado, a ambos se les está permitido llorar y expresar sus emociones, jugar fútbol y hacer galletas en caso de que lo deseen. También resulta imperativo que el padre dé el ejemplo en casa, puesto que bañar y dar de comer no es solo tarea de las madres. Además, de esta forma, nuestros niños absorberán toda esta información que luego aplicarán de adultos. No habrá necesidad de reeducarlos.

Francisco Aguayo, psicólogo y director en Masculinidades y Equidad de Género (EME), explica en Crececontigo.gob.cl que, si “un padre asume una presencia comprometida y de calidad en el cuidado y crianza de sus hijos e hijas, hará una diferencia en su desarrollo psicosocial, mejorando indicadores académicos, socio afectivos, de autoestima y salud mental”. Y los beneficios también se extienden al ámbito de la pareja.  

Según el especialista, los papás que dedican tiempo a sus hijos asumiendo el rol de las tareas domésticas (ya sea bañándolos, dándoles de comer, jugando, ayudándoles en las tareas escolares, entre otras), se sienten más comprometidos con su paternidad. Además, la evidencia sugiere que “cuando los hombres están más implicados en tareas de paternidad y domésticas, trae además beneficios para la pareja. Cuando las mujeres tienen una pareja hombre comprometido en estas tareas, ellas reportan más bienestar en diversas dimensiones, por ejemplo, en su vida sexual. También reportan sentirse menos estresadas, menos sobrecargadas, tienen más posibilidades de tener participación en grupos y tiempo libre, entre otros indicadores”, asegura.

A continuación, te dejamos algunos tips concretos sobre qué hacer o decir y qué no con tus hijos respecto de este tema. Toma nota:

El hombre sí llora y las mujeres sí son fuertes. Como ya lo decía el psicólogo Pedro Uribe, hay que dejar a nuestros niños expresen sus emociones, para así evitar “trancas” de adulto. 

Ropa de color. Deja que él escoja los colores con los que quiera vestirse. Recuerda que no hay colores para niños y niñas.

Comprarle muñecos o muñecas. El padre al jugar con muñecos con un niño está enseñándole sobre cuidados personales: a alimentarlos, vestirlos, entre otros. Cuidar menores no es un tema de género y los niños muchas veces en el juego reproducen lo que ven en su entorno, por ende, jugar con muñecas y muñecos es natural y sano, el niño toma sus primeras experiencias vitales de cuidado y las replica. Es una gran fuente de información también para ambos padres.

Comentarios sobre niñas y niños. Enséñales desde pequeñitos a respetar a sus pares y no hacer comentarios negativos sobre su apariencia o físico.

Jugar con niñas. A través de esta dinámica, los niños concientizan que son sus pares, con quienes, por ejemplo, tendrá que trabajar en el futuro.

Heroínas femeninas. Enséñales a tus hijos que también hay mujeres que han luchado por un mundo mejor: Malala Youzafsai, Frida Kahlo, María Moliner, Jane Goodall, son algunos ejemplos.

Feminismo. Enséñales que tanto niños y niñas, como hombres y las mujeres deben ser tratados por igual.

Igualdad de género. Permitirles a los niños, independientemente de su sexo, puedan explorar su propia identidad.

Distintos tipos de familia. Debes enseñarles que el amor es lo más importante y que existen diferentes tipos: mamá-abuela, padres del mismo sexo, familias adoptivas, entre otros.

Puede haber mujeres y hombres en todo tipo de cargos y profesiones. Debes mostrarle y contarle que no existen trabajos sólo para niños o niñas; y que es natural que a veces le toque a un hombre o una mujer ser el líder de un equipo.

Toma roles históricamente feminizados. Por ejemplo, cuidar bebés sin ayuda de la madre, planchar, entre otros. Esto, con el propósito de mostrarle que es normal

Empoderarse en las tareas domésticas. No mostrarse como un inútil en ese tipo de responsabilidades frente a los niños y evitar la palabra “ayudar” en la casa.

Evita hacer diferencias entre hijos e hijas. Sobre todo, en temas como vocación, labores domésticas, consejos, incluso tipos de conversaciones que se tienen con ambos. Y desmitifica mandatos como, por ejemplo: las mujeres están hechas para criar y llevar la casa, tiene un “cerebro” acorde a eso y por ello también escogen profesiones de cuidado de otros.

Dar el ejemplo. Que tus hijos vean al padre siendo funcional y autónomo en las labores de la casa, siendo partícipes del baño, quehaceres o alimentación, de las tareas escolares, entre otros, para así reconocer que no es solo tarea de la madre. Hacerse cargo de labores domésticas es ser un adulto funcional independiente del género.

Para concluir. El desafío es grande, implica cambiar nuestros paradigmas en cuanto a la educación que recibimos, y aceptar que la crianza y cuidados de nuestros hijos es tarea compartida entre ambos padres. “El desafío es cambiar ese orden, y pensamos que los hombres no solo tienen la responsabilidad de cuidar, sino que también el derecho a entrar a ese mundo. Cuidar y criar es un proyecto social compartido”, concluye Aguayo